Los ojos miel le lloraban como rompe un paraguas, o como tiembla un abeto cuando hay ventisca. No sé cómo ocurre nada de esto, quizá todo asuma la misma levedad que implica la llegada del otoño (levedad, adiós al movimiento gravitacional trescientos sesenta grados sobre un eje que es propio), con la misma parsimonia del hasta luego convertido en un adiós, o del viento que cambia de dirección. Yo nunca supe nada. Solo sé que si aprietas suave en la herida, sangra otra vez.
Solo sé que al final quedan cuatro ramas quebradas y una maraña de alambres en la basura que ya no valen nada. Ni a su propio nombre responden. Paraguas.
7 comentarios:
En verdad el paraguas no es tan buen invento. Con lo bonito que es caminar bajo la lluvia!
Sabes tantas cosas más, seguro. Aunque a veces te parezcan triviales y baladí, frente a unas Lágrimas de miel
Un texto precioso :)
Saludos!!
Letal y devastador, me ha encantado el simil del abeto
Espero que tarde el dia en el que tengas que coger un paraguas...
minimo hasta nociembre... :)
He vuelto, e intentare ponerme al día! un beso!!!!
precioso! me encanta como mueves las palabras entre confusión y confusión por imágenes desgarradoras ("Solo sé que si aprietas suave en la herida, sangra otra vez.") hasta arrancarlas de su significado. decadencia, ruina, perdición, asolamiento, que se yo.
hooola, que chulii tu blogggggg me gusta muucho te siggooo:D
pasate por el mio a ver qe te parece: http://everybodyneedsinspiration2.blogspot.com/
un beso!!♥
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