viernes, 11 de noviembre de 2011

ser tú y la falta

Zorros en la noche vienen envolviéndose en el silencio de las mantas que guardamos en tu coche. Follar en sus esquinas era sencillo si olvidamos los temores de la escarcha o la batería agónica que flanqueaba los faros del mundo que ya nunca jamás nos rodeaba si estábamos juntos. Tres gotas sudaban en tu espalda, las gotas y no tú, que brillaban la muerte que mis dedos les comulgaban al aplastarlas contra mis palmas, morderte una muñeca y sentir los huesos resquebrajados tras tu sangre y mis dientes.

Hubo un tiempo en que éramos tan jóvenes que nada podía hacernos daño.

Supiste de inmediato que algo estaba saliéndonos mal. Me duele la matriz.

Tengo una pena azul que se me corre entre los dedos.

Tengo un santo que aguarda tras el calendario. Un día marcado en negro junto a la pena y la oscuridad de tus fantasmas que atroces lloran a deshora en meses alternos. No me moriré sin decirte que me faltas.